jueves, 1 de diciembre de 2011

Diez heridos por perdigones en primer día de paro en Cañete 48 horas

Esto se llama terremoto social, señor ministro de Justicia
Rolando Vaccari Ortiz
Redacción Diario la Primera.


Las actividades productivas y de servicios en la provincia siguen paralizadas acatando la convocatoria de PARO PROVINCIAL de 48 horas del Frente de Defensa de los Intereses de Cañete.

Desde tempranas horas del primer día del paro (ayer miércoles 30) se cerraron las vías de acceso a Casa Pintada y San Benito en Catagallo, cortando así la comunicación entre Imperial y Quilmaná, del mismo modo se cerró el paso en el arco de Nuevo Imperial, en la carretera que conduce hacia Lunahuaná y Yauyos.
Las instituciones educativas se suspendieron en prevención de la seguridad de los niños y adolescentes, igualmente las empresas de transporte interdistrital, mercados de San Vicente e Imperial, así como los distritos de Cerro Azul, San Luis y Quilmaná.

Las medidas de lucha se deben a la anunciada construcción de un nuevo penal en la provincia, lo que agudizaría el índice de hechos delictivos. Los pueblos de la provincia de Cañete son tranquilos, nadie se explica por qué el Presidente Ollanta Humala estaría de acuerdo con semejante barbaridad.

En la actualidad el penal de cantera cobija a más de un millar reclusos, muchos de ellos de alta peligrosidad.

Deberían construir un penal en Surco, La Molina, Chacarilla del Estanque, en la zona más pituca de Lima Metropolitana, ver si les gusta.

El primer día del paro provincial de 48 horas, dejó como saldo diez pobladores heridos por perdigones de la policía nacional a la altura de Herbay Alto.

Los heridos mostraron al periodismo las huellas de la salvaje represión, sin pretender darse de baja, sino por el contrario, con más coraje para seguir luchando.

La policía dejó de lado su conducta civilizada del paro anterior y mostró el rostro agresivo que le enseña un sistema que corre a defender a irresponsables empresas de transporte terrestre como Soyuz, empecinada en transitar con pasajeros un territorio minado con el pueblo alzado, hastiado, indignado que está coreando NO MÁS CÁRCELES, fuerte, para que se escuche en Palacio de Gobierno y en el Ministerio de Justicia, donde junto a los profesionales del derecho hay mentes retorcidas, con toda seguridad.

Al viejo orden, le importa un rábano que en un pueblo trabajador, empiecen a aumentar de un año para otro los asaltos, el tráfico de estupefacientes, las mafias, las amenazas de secuestro. Al viejo orden solamente le interesa deshacerse del lumpen que forma con la Ley del Embudo y hundirla en las mazmorras oscuras para que sirvan de alimento a los prevaricadores, a los mafiosos, a los cobradores de coimas, es decir, a los primos lejanos de los privados de libertad, con la única diferencia de su corbata y su celular.

El pueblo de Cañete estuvo desde temprano en el cruce de Playa Hermosa y Panamericana Sur, en Santa Cruz y Santa Bárbara, a la entrada de Cerro Azul con sus troncos y sus llantas.

Y también estuvo de pie antes que salga el Sol, en Quilmaná y en Imperial. Hacia las once de la mañana, más de 400 vehículos estaban esperando que los tenientes de la policía “despejen la pista”. Pero mi gente de Cañete nada de despejar, al contrario, más tronco, más piedra, más candela para que nadie pase.

Por eso la policía metió cartucho en Herbay Alto. Creen estar cumpliendo con su deber cuando lo único que hacen es justificar su salario reducido, su tristeza por no estar al otro lado, el de los civiles que se alzan en defensa de su dignidad de su tierra, del agua de su río, de sus límites provinciales de su derecho a criticar el proyecto de ley del congresista Elard Melgar Valdez.

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