El burgomaestre de San Antoniano sabe que existe un descontento generalizado motivo por el cual preparó su acto de juramentación en un lugar privado, sabía que si juramentaba en el concejo corría el riesgo de ser agredido por que las sesiones o reuniones son públicas.
La asunción de cargo sufrió retraso y el alcalde salió de su domicilio acordonado por efectivos policiales e ingresó a un domicilio particular ubicado al costado de la municipalidad para llevar a cabo su juramentación. Cada vez que ingresaban las autoridades electas e invitados eran bombardeados por huevos en señal de protesta y descontento.
La nota grotesca fue cuando un grupo de mujeres trajeron un muñeco que tenía la forma de una rata y le colocaron su credencial en alusión al alcalde Agapito Ramos, para luego incendiarlo.
Cabe indicar que Agapito Ramos no pudo evitar la presión de construcción civil que en plena reunión de juramentación le plantearon trabajar juntos, mientras que en los exteriores la masa del sindicato presionaba con arengas y esperaban la respuesta. Una vez que el burgomaestre cedió ante el gremio, los sindicalistas se retiraron de los exteriores.
Por su lado, los moradores del distrito indicaron que no permitirán la gobernabilidad por cuanto Esteban Agapito Ramos no ganó conforme a ley, se valió de actos violatorios donde su personera legal rompió el acta con la cual desnaturalizó unas elecciones democráticas.